viernes, 30 de noviembre de 2012

ENRIQUE URQUIJO: CANCIONES EN SOMBRA


Enrique Urquijo dejó a sus congéneres, en el espacio de apenas un par de décadas, un buen puñado de canciones repartidas entre su grupo de toda la vida, “Los Secretos”, y otro con el que dar rienda suelta a sus inquietudes musicales más personales, “Los Problemas”.  Su legado fue desgranando por el camino  un reguero de canciones que le irían convirtiendo, más aún con el consiguiente pasaporte a la leyenda que provocó su siniestra muerte, en un referente de un tipo de canción que conecta de forma certera e inmediata con la melancolía, la derrota, el desamor. “Buena chica”, “Quiero beber hasta perder el control”, “La calle del olvido”, “Y no amanece”, “Ojos de gata”, “Cambio de planes”, “Pero a tu lado”, “Agárrate a mí, María”…, joyas imbatibles en su género que todavía son celebradas religiosamente en cada directo de “Los Secretos” actuales, y que tienen un lugar de culto prominente en la historia de la música popular de su tiempo y en la mochila sentimental de sus adeptos. Lo que sigue no son más que unos breves apuntes sobre seis canciones (una de ellas ajena) que quedaron un tanto difuminadas en su cancionero por la talla de otras y, quizás, no es más que una excusa como otra cualquiera para recordar sólo una pequeña parte de su herencia.
“EL TIEMPO PASA” (1983) (Enrique Urquijo)
Si no te sientes solo de verdad
no necesitas casi nada más.
Puedes vivir así, creyéndote feliz,
y el tiempo pasa.
No busques algo que sea irreal,
no encuentres fallos donde no los hay,
no todo está tan mal, déjamelo pensar.
El tiempo pasa.
“Los Secretos” entregan “Algo más”, el tercer álbum de su contrato para “Polydor”. El disco se publica en agosto y la moda imperante en la escena española, orientada hacia otros sonidos en las antípodas del suyo, entierra el LP, descatalogado en tiempo record y, paralelamente, encierra a la banda en un callejón sin salida durante tres años. El tono desenfadado de sus primeras grabaciones bascula hacia un acento más introspectivo en las canciones de su autor principal, Enrique Urquijo, cada vez con más ascendencia en el cuarteto por cuanto el tándem compositor con Pedro Díaz, habitual en sus  dos primeros LP’s, queda reducido aquí a un único corte. La madurez apuntada en “Ahora que estoy peor”, de su disco anterior, tiene continuidad aquí en “No me imagino”, “Hoy no” (ambas todavía presentes en el repertorio actual de la banda) y “El tiempo pasa”. La fugacidad del tiempo, las retiradas hacia ninguna parte, el dejarse llevar, las vacilantes ilusiones…, Enrique comienza a afianzar un estilo que pervivirá en el tiempo más allá de tendencias imperantes, que su círculo de seguidores mantiene vivo con el paso de los años, y que ya asoma en esta canción. Por otro lado, Álvaro Urquijo, con tan solo veintiún años, ya muestra un talento innato a la guitarra superior al de sus coetáneos del panorama del pop patrio. Una buena canción que adolece, como el resto del álbum, de una discreta producción y unas mezclas terribles, con unas voces ahogadas bajo la instrumentación. Un trabajo sombrío en su discografía, con grandes canciones, que hubiese merecido mayor tiempo y esmero en su grabación.

"SIN DIRECCIÓN" (1986) (Enrique Urquijo)

No es que tenga ganas de irme,
no es que tenga nada que hacer.
No me espera nadie
y no espero que algo tenga que suceder.
Pero no puedo quedarme
y me asusta esta situación,
porque estoy acostumbrado
a correr sin dirección.
Sin dirección, sin dirección.

Ya sin un contrato discográfico, “Los Secretos” sufren la muerte en accidente de tráfico de Pedro Díaz en mayo de 1984, y la marcha del mayor de los Urquijo, Javier, a cumplir el servicio militar. Vagan sin rumbo durante tres años, ubicados más fuera que dentro del mundo de la música. Finalmente, en 1986, Enrique toma en primera persona los mandos de una nave a la deriva, compone en solitario, y recluta para el nuevo proyecto a Ramón Arroyo, Nacho Lles y Steve Jordan, firmando la salida de Javier de “Los Secretos”. Un mini-LP sella su renacer, “El primer cruce”. Seis temas (uno instrumental) cada vez más alejados del sonido pop de su debut discográfico, balanceados hacia una onda más “country-rock” que queda soberbiamente acuñada en “Quiero beber hasta perder el control”. La voluntad fronteriza del álbum asoma ya desde el diseño gráfico del mismo, muy en una onda western, con unas sesiones fotográficas realizadas al efecto en desérticos parajes almerienses.  “Sin dirección”, sin embargo, se aleja un tanto de esa atmósfera del resto del disco, entroncando más claramente en el rock americano del que beben en sus primeras inquietudes e influencias musicales. Un tema de mi predilección, desubicado musicalmente entre el pasado y el futuro sónico del grupo, un islote entre los antiguos y ahora nuevos “Secretos”. El texto de la canción pone un pie ya en la desazón que acompañará en el futuro a su autor, sin entrar aquí en simas demasiado profundas. La nave sale a flote y con el rumbo enderezado.

“CONTINUARÁ” (1987) (Enrique Urquijo)
Estoy en el lado mejor
 y ni si quiera yo sé dónde voy,
solo en esta jungla sin saber
 quién soy.
Andando en la cuerda sin red
porque es lo único que supe hacer,
voy pasando páginas sin releer.

La canción que cerraba y daba título al quinto disco de "Los Secretos", con Enrique en estado de gracia firmando la práctica totalidad de temas del mismo. Un álbum (otra vez) con la rémora de un mal sonido perjudicado por unas malas mezclas, con un Enrique metido erráticamente en labores de producción que un año antes había recompuesto los restos del naufragio de unos "Secretos" heridos de muerte, y al que nadie dentro de la banda, ni siquiera Álvaro, discutía  su liderazgo ni decisiones. “Continuará” es una magnífica canción estrangulada entre gemas del calibre de “Buena chica”, “No sé si se acuerda”, “Siempre hay un precio” o “No digas que no”, que lo convierten, para muchos, en su mejor trabajo. El mediano de los varones Urquijo ya instalado en un reduccionista emplazamiento de escritor de “canciones tristes”. El tema encierra todo el ideario de su autor: sabor a derrota, pesimismo aun estando en el lado mejor, huidas inciertas, vagas certidumbres. Los aires sureños ya apuntados en “El primer cruce” están subrayados aquí por la steel de Ramón Arroyo. Manolo Tena, en un reciente homenaje radiofónico a Enrique, lo deja claro: "Las canciones tristes consuelan de las tristezas y esta era una de las muchas virtudes de Enrique".

“BUSCANDO” (1991) (Enrique Urquijo)
La cruda realidad,
castillos en el aire,
correr sin descansar
por la tierra de nadie,
donde entonces tampoco encontré
qué voy buscando.


Octavo disco, “Adiós Tristeza”. Joaquín Torres se encarga, por segunda vez, de la producción, tras su debut en “La Calle del Olvido”. Otra continuidad con respecto al anterior trabajo es el hecho de mostrar a un Álvaro cada vez más implicado en la composición, afianzando un sonido ya orientado en ocasiones hacia una onda más “californiana”, más del gusto del menor de los Urquijo. Comparto con él mi inclinación por este disco, quizás por presentar como ningún otro la perfecta simbiosis del talento de Enrique y Álvaro, un magnífico equilibrio en una época en la que el grupo alcanza un excelente estado de salud de público y ventas, aunque sin llegar al escalón de la primera división del pop nacional ("Mecano", "El Último de la Fila", "Héroes del Silencio"). Enrique continúa en vena creativa, y “Buscando” es uno de los seis temas que firma en el álbum, que será recordado por “Y no amanece” y “Ojos de gata”. Guitarras marca de la casa apuntalando el sonido “Secretos”, y los “lugares” predilectos de su creador: calles, búsquedas, remordimientos, vanos anhelos. Tuvo un lugar en el set list de su concierto de celebración de los 30 años del grupo en “Las Ventas”.

“LA ÚLTIMA VIDA DE UN GATO” (1995) (José María Granados)
Un año sin dormir
agarrado a un seco barril,
y a esa cara de niños que no han roto un plato.
Arañándole al tiempo el minuto mejor,
saltando a la calle tú y yo,
ya sabes cómo hay que apurar
la última vida de un gato.
La vida de un gato.
Bajo, batería, ingeniero y productor ingleses para “Dos caras distintas”, décimo disco de la banda, y primero y único grabado fuera de España, en Inglaterra. José María Granados vuelve a ceder canciones al grupo, dos: “Margarita” y “La última vida de un gato”. El álbum abrazado unánimemente por “Pero a tu lado”, y con la compañía de discos confiando en “Margarita” como single, contiene este tema de aire cadencioso, lento, perezoso, para un maravilloso texto que se ajusta como un guante a la inflexión vocal habitual de Enrique y al tono frecuente de sus propias letras. Reconociendo “Pero a tu lado” como un disparo certero a la espina dorsal desde sus primeros versos, con la primera escucha de “La última vida de un gato” no pude evitar, en su momento, pulsar el repeat del reproductor ad infinitum. Sí, no es una canción de Enrique Urquijo, pero es mi favorita de entre las versiones en su voz. Es una debilidad personal.

“TÚ TRISTEZA” (1998) (Enrique Urquijo)
Un mes de mayo, un mes de abril,
no sé qué tren fue el que perdí
y no te supe hacer feliz,
pero estas cosas son así.
Luego llegó la despedida,
le pregunté, por qué me dejas,
ella me contestó, por tu tristeza.

Uno de los últimos legados de Enrique, cedido en esta caso para su  segundo proyecto con “Los Problemas”, su obra póstuma. Una rara avis, por cuanto una letra sobre un amor en fuga, marca de la casa, está encerrada aquí en un colchón musical extrañamente vivaz, alegre, inusual, que no evita llevarnos, una y otra vez tras su audición, a esos recodos del alma al que su autor nos traslada habitualmente a través de un lenguaje absolutamente desprovisto de artificios y giros lingüísticos. Difícil explicarlo mejor que en las palabras de Sabina: “Enrique dispara directo al corazón. No se anda con tonterías”. Al combo habitual para su personal proyecto paralelo (Begoña Larrañaga, Tino di Geraldo, Josemi Garzón, Eduardo Ortega…), se unen aquí unas guitarras de Álvaro Urquijo. Como tantas veces ocurre en la vida con las trayectorias segadas prematuramente, el destino nos impidió saber a dónde podría guiarnos el talento de Enrique hoy en día, en un tiempo de tanta sequía a tantos niveles. Ahora, entretanto, acudimos a sus canciones para aliviarnos de nuestras tristezas.

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