Una vez vi a una chica que debía de ser como la última pantalla de ese juego que me había tocado vivir. Se llamaba Lorena. O Lidia. Tenía veinticuatro años, las muñecas finas y olor a tensión. Perdimos por poco, pero el pasado es sólo una historia que nos contamos con coletazos de películas y canciones de Los Secretos.
Pedro Letai.
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