En Carolina del Sur los pinos son muy altos,
y aún me acuerdo de aquel roble al que solíamos trepar…
Pero ahora, cuando me siento triste y solo, siempre finjo
que puedo notar la caricia del viento que viene de los nogales…
Me inicié muy joven, lo tuve prácticamente todo,
riquezas, placeres, ¿qué más podía ofrecerme la vida?
Pero cada vez que el viento que viene de los nogales
sopla llamándome a casa,
hace que me sienta mejor…
Es duro abrir los ojos y descubrir que los problemas son reales
en una ciudad remota, con un sentimiento extraño…
Pero cada vez que sopla hace que me sienta mejor,
cada vez que el viento que viene de los nogales
sopla y y sigue soplando llamándome a casa,
hace que me sienta mejor…
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